verdadera autoestima es que había aprendido que nadie puede salvarse a sí mismo por su propio esfuerzo. Creía, por ello, que aquel joven estaba todavía perdido, perdido en sí mismo, aunque sin saberlo.2 Por «baja autoestima» creo que el hombre de las rastas no quería decir que el joven tuviera que empezar a odiarse a sí mismo, sino que aquel joven tan bien vestido y tan convencido de su propia valía seguiría estando «perdido en sí mismo» mientras no fuera capaz de admitir que era un ser humano con
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